Muchos ya sabéis que somos unos apasionados de la educación emocional y uno de los experimentos que más me ha impresionado desde que lo estudié hace ya unos cuantos años en mi carrera de Psicología es el del Autocontrol de Walter Mischel hace más de 40 años.
Muchos lo conocéis pero os lo resumo rápidamente: En el experimento se le daba a unos niños de 4 años una golosina que podían comer de forma inmediata pero si eran capaces de aguantar, es decir de APLAZAR LA RECOMPENSA, cuando el experimentador volvía en vez de una conseguirán dos.
¿Tú que hubieras hecho?? Me he planteado muchas veces esa pregunta. Lo interesante de este experimento es que se siguió a estos niños durante más de 20 años y se vio su evolución comprobando que los que fueron capaces de demorar la recompensa, los que tuvieron más AUTOCONTROL eran adultos más FELICES : “Los niños que habían sido capaces de aguantarse los 15 minutos, ganaban mejores salarios, eran más populares entre colegas y profesores, tenían una índice de masa más bajo, y menos probabilidades de abusar de drogas..”
Pero entonces, que podemos hacer si no tenemos AUTOCONTROL?? La buena noticia es que al igual que un músculo el AUTOCONTROL se puede aprender y desarrollar y los que trabajamos con niños o somos papás tenemos la obligación de fomenta un recurso que va a influir tanto en la salud emocional de nuestros peques en el futuro.
¿Cómo lo hacemos?
Juegos de turnos: Algo tan sencillo como puede ser un parchís, es una fantástica herramienta para que desde pequeños seamos capaces de saber ESPERAR, normalmente los juegos tradicionales son fantásticos para lograr ese objetivo, aprendemos además a tolerar la frustración porque no siempre se gana! Fijaos la diferencia con otros juegos individuales en los que el niño puede comenzar la partida una y otra vez sin demorar un segundo.
Tenemos que ser conscientes de que si un niño pide algo y le decimos que lo tendrá en su cumpleaños estamos fomentando su capacidad de espera y por lo tanto de AUTOCONTROL, no somos conscientes de lo importante que es el dar premios solo en ocasiones especiales como bien sabemos todo refuerzo que se da de forma constante pierde su eficacia.
Enseñarles Dialogo Interno: Es muy interesante comprobar en el experimento de Walter Mischel como los niños que no eran capaces de apartar su mirada de la golosina acababan por caer en la tentación, mientras que los que utilizaban estrategias de distracción y diálogo interno lograban su objetivo. Parece que la habilidad de HABLAR CON NOSOTROS MISMOS es fundamental para no sufrir un SECUESTRO EMOCIONAL (es decir la amígdala se activa y nos dejamos arrastrar por las emociones negativas).
Para aprenderlo nada mejor que hacer de modelado con nuestros peques; que nos oigan hablar en voz alta y planificar: “Estoy un poco nervioso, ahora voy a respirar para tranquilizarme y luego lo veré con más claridad”
Estais de acuerdo con nosotros en lo importante que es la Educación Emocional?? Desde Infosal estamos luchando para que en el Currículum Académico de nuestros niños ocupe el puesto que se merece.