El origen del concepto de Teoría de la Mente, “Theory of Mine (ToM)”, nace de los trabajos de David Premack y Guy Woodfruff (1978). El término de ToM fue definido como la habilidad para atribuir estados mentales a sí mismos y a los demás.
Premack y Woodruff publicaron un trabajo en el que presentaban los resultados de una serie de experimentos cuyo objetivo era responder a la pregunta: “¿Tiene el chimpancé una teoría de la mente?”. Los investigadores entendían como teoría de la mente la capacidad de darnos cuenta de que lo que los demás hacen depende del conocimiento, los deseos y los sentimientos que hay en su mente.
Por ejemplo, para explicar la conducta de una persona en el tren que busca en su bolso cuando llega el revisor, tenemos que ser capaces de suponer que esa persona tiene intención de encontrar su billete porque comprende que el revisor viene con la intención de pedírselo y lo busca en su bolso porque cree que lo ha dejado ahí. Estos procesos mentales que utilizamos tan fácilmente no es algo que podamos percibir directamente, es decir, no vemos ni la intención, ni la comprensión ni la creencia de la persona en el tren. Se trata de “teoría” que imaginamos que la otra persona tiene en la “mente”. Por eso, Premack y Woodruff llaman a esta capacidad la teoría de la mente: imaginar procesos inobservables (los estados mentales) con los que pretendemos explicar fenómenos observables (la conducta).
Baron-Cohen, Leslie i Frith (1985) empezaron estudios relacionados con las habilidades mentalistas de las personas con TEA.
La teoría de la mente explica las dificultades de las personas con TEA a nivel social y de comunicación. Aunque es una teoría muy utilizada en el mundo del autismo, también recibe críticas. El déficit en teoría de la mente también se detecta en otras patologías como la esquizofrenia o trastornos límite de la personalidad. Además, la teoría de la mente no explica otros comportamientos de los TEA (nivel conductual).
Los bebés a los 18 meses aproximadamente empiezan a hacer cosas como ponerse una cuchara vacía en la boca como si estuvieran comiendo o jugar con una escoba como si fuera un caballo. No están teniendo un error representacional, sino que tienen dos representaciones: una literal (es una escoba) y otra a la que llamaríamos metarrepresentación (es un caballo).
Los humanos somos capaces de representar realidades que no son la realidad inmediata y literal. En el caso de las personas con TEA, hablaríamos de un déficit en la metarrepresentación, se enfrentan a un mundo literal.
Por lo tanto, no es extraño que personas con TEA entiendan frases de dobles sentidos de forma literal. Por ejemplo, si decimos a una persona con TEA “se me cae la cara de vergüenza”, buscará en el suelo dónde está la cara que se nos ha caído. De modo que la capacidad de hacer metarrepresentaciones implica poder entender metáforas, ironías, dobles sentidos, bromas…
Artículo de Noelia Saldón docente de Infosal
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2 Comments
Hola!
Me gustaría saber cómo voy a acceder a la plataforma para empezar con el curso de COGNICIÖN SOCIAL Y TEA
Hola! Ya has tenido que recibir un email con las laves de acceso, te lo enviamos de nuevo por si acaso