En las escuelas Reggio Emilia el retroproyector ocupa un lugar destacado dentro del atelier de la luz ya que permite al niño realizar exploraciones sobre la luz y las sombras, composiciones de formas, narrar historias, proyectar su cuerpo, etc.
Incorporando elementos transparentes, traslúcidos y opacos surgen infinitas composiciones en el juego libre y los efectos son simplemente impactantes. A los niños les vuelven locos los efectos que consiguen y los adultos como simples espectadores nos trasladamos durante un rato a un mundo mágico.
Ya sabéis que nos apasiona jugar con la luz y este año he acudido al curso sobre Pedagogía de la luz de Ver, Pensar, Sentir por lo que tenía muchas ganas de poner en práctica alguna de las ideas de Jenny Silvente.
La base de esta idea era conseguir la luz negra así que pregunté en varias tiendas de electricidad por lámparas o bombillas de luz ultravioleta pero no encontré ninguna por lo que compré una bombilla de luz negra en Amazon y la usé en una lámpara normal que tenía ya en casa. Hay lámparas grandes de luz ultravioleta que son ideales para un aula pero para un ámbito doméstico la bombilla vale perfectamente.
Lo siguiente era conseguir materiales con colores fluorescentes que permitiesen jugar con ese tipo de luz y buscando entre los armarios y un bazar logré recopilar los siguientes:
Una vez estuvo todo listo simplemente dispuse todo en una habitación pequeña por rincones e invitamos a unos amigos a jugar (edades entre 3 y 9 años).
Era la hora de no siesta así que nada más entrar su sorpresa fue mayúscula cuando se encontraron un espacio a oscuras 😉 Lo que más llamaba la atención era la ropa y fueron derechos a por ella. Empezaron a jugar a disfrazarse, a probarse la ropa unos a otros y a ver cómo algunos colores destacaban y otros no tanto. También se fijaron en sus dientes y ojos, lo morena que parecía su piel, las partículas que aparecían en sus manos pero que a simple vista no se veían… En general a este grupo de niños le suele gustar mucho disfrazarse pero creo que nunca lo habían hecho a oscuras y lo disfrutaron mucho.
A continuación pasaron al rincón de los folios, post-its, rotuladores… y empezaron a dibujar. Os dejo unas fotos de sus creaciones aunque fue a lo que menos tiempo dedicaron porque…
…alguien se percató de los bloques de construcción y ahí se centró toda la energía
Hace tiempo que no dábamos casi uso a unos bloques de construcción de madera de colores y unos días previos había propuesto a mis peques pintarlos con pintura fluorescente para recuperarlos. A pesar de haberlos pintado la sorpresa fue también grande para ellos dos porque era realmente sorprendente ver cómo un juguete prácticamente olvidado de repente parecía totalmente nuevo y diferente. Además de los bloques habíamos pintado también unas figuras de animales a las que hemos dado mucho uso en juegos con agua, hielo, tierra, musgo, etc.
Así que con todo eso empezaron a construir, al principio cada uno por separado, realizando pequeñas construcciones con unos pocos bloques y algún animal suelto.
Viendo en un momento dado que el juego se iba agotando les invité a incluir en las construcciones alguno de los materiales que habían usado antes para pintar o disfrazarse y al decirles que podían pintar en el suelo se les dispararon las ideas. El suelo de la habitación era de baldosas y sabía que con un trapo húmedo se limpiaría después muy fácilmente 😉
Rápidamente empezaron a unir unas construcciones con otras creando carreteras, puentes o ríos y de la nada surgieron unos columpios, un puesto de helados, una escuela, un hotel, un taller de creatividad, etc. Sorprendentemente apareció ante nuestros ojos una ciudad de neónmágica y maravillosa, ideada, creada y consensuada por el grupo.
Os he dicho antes que la habitación era pequeña y el límite de espacio condicionó la duración del juego pero creo que si hubiese existido más espacio habrían seguido y seguido…. Fue una sesión genial y salieron de allí entusiasmados. Os animo totalmente a probarlo en casa o en el aula.
Para terminar quería recoger una duda que nos trasladó una profesora sobre la incidencia de la luz negra en los ojos. La seguridad es lo primero y más si es con niñ@s. Gracias por enviarnos vuestras inquietudes.
He investigado sobre ello y en general saco la conclusión de que no es conveniente exponerse a la luz negra (ni a la luz LED) en sesiones largas o continuas pero en una exposición puntual, controlada de tiempo (15-20 minutos) y con luz tenue el riesgo parece mínimo. Os dejo de todas formas un enlace de la Comisión Europea para que saquéis vuestras propias conclusiones; Efectos de la luz artificial sobre la salud.
Me preguntasteis en su momento también por la lámpara y los materiales que había usado así que os dejo unos enlaces afiliados por si queréis echar un vistazo.
Y algunos juguetes similares a los que utilizamos:
Artículo de Inspirados en Reggio Emilia formada por Carolina Kenny y Elena Muñoz profesoras del curso