La primera vez que jugué con sombras de colores fue en la formación sobre Pedagogía de la luz de Jenny Silvente y quedé fascinada. Fascinada no sólo por el juego y la creatividad que ofrecían sino porque en ese momento ya veía como esa puerta podría abrir un montón de oportunidades para explorar la luz, la sombra, la penumbra, el reflejo….Pasaron varios meses sin que acabase de encontrar el momento de ponerlo en práctica, el tiempo pasaba y no veía el momento de probarlo en casa…., hasta que sin darme cuenta un domingo cualquiera, soleado, de estos raros que hemos tenido en invierno surgió. Sin provocarlo, ni buscarlo, mientras dábamos un simple paseo en familia por la playa de repente mi hija me preguntó “Mamá, ¿por qué las sombras son negras?” y entonces me dí cuenta de que ella llevaba un rato mirando su sombra mientras andaba ¡Eureka, ahí estaba mi oportunidad! Y me acordé del gran Miguel Castro cuando dice que con l@s hij@s hay que saber esperar la oportunidad, porque llegará, si estamos atent@s llegará….
Pasaron unos días más hasta que saqué el tiempo justo de prepararlo todo y así empezó esta exploración:
Como veis sólo se necesitan unas lámparas que tengáis por casa, celofanes de colores y celo para pegar el celofán a las lámparas, o unas gomas para atarlo.
Llevamos todo el material a un cuarto con una pared lisa despejada y preparamos nuestras luces de colores. Una vez estuvo todo listo los peques empezaron a jugar haciendo sombras con sus propios cuerpos; sus dedos, sus manos, sus brazos, entremezclando las manos de uno con las de la otra….
y poco a poco fueron incorporando otros objetos al juego.
Algunos funcionaban bien y otros no tanto así que sin darse cuenta fueron aprendiendo a seleccionar formas, opacidades…
y altura porque se dieron cuenta de que si no ganaban algo de altura la sombra se quedaba a ras de suelo, así que incorporaron una tabla curva.
Y como además de jugar lo que pretendía era intentar encontrar una respuesta (más o menos científica) a aquella pregunta que había surgido dando aquel paseo, les recordé; “- ¿Por qué las sombras son negras?”
Cada uno intentó encontrar su respuesta según sus recursos, edad y vivencias:
– Son negras en la calle, por la luz del sol–Decía uno.
– No es verdad. Dentro de casa también son negras.– Contestaba su hermana.
– Pues ahora no– Contestaba él.
– Pero ahora es por los celofanes….
– Ya, y el sol no tiene celofanes…
……………………………………………………
Y entonces apagué una de las luces:
– ¿Qué ha pasado?– Les pregunté– ¿Cuántas sombras hay ahora y de qué colores son?
– Dos, hay dos.Porque has apagado una luz.
– ¿Y las sombras, ahora son del mismo color, de un color diferente…?
– Es diferente, es diferente, es todo más rojo…
Y apagué una segunda luz:
– ¿Y ahora? ¿De qué color es la sombra que queda?
– ¡Negra, negra, es negra! — Gritaban ellos.
– ¿Como en la calle…?
– Siiii, como en la calle.
– ¿Por qué será, podemos encontrar una respuesta…?.
Entonces empezaron a apagar y a encender las luces, a apagarlas y a encenderlas, a apagarlas y a encenderlas…. mientras les decía:
– O sea que ¿si encendemos varias luces de diferentes colores tenemos sombras de colores? ¿Y si dejamos sólo una luz de color la sombra se convierte en negra? ¿Por qué será?
¿Cuántos soles hay en La Tierra? ¿Tenemos varios soles, sólo uno….?
¿Tendrá algo que ver el número de soles con nuestras sombras? ¿De qué color es la luz del sol, es roja, es verde, es azul… ?
¿Si hubiese varios soles cómo serían nuestras sombras? ¿Si cada sol fuese de un color sería diferente a si fuesen todos del mismo color?
Y como no era un concurso de preguntas y respuestas sino simplemente una oportunidad de reflexionar sobre esa cuestión que surgió dando un paseo de domingo, estuvimos lanzando y relacionando ideas que ya sabéis que jugar con la luz es una de nuestras pasiones. En definitiva, creando momentos que algún día espero les ayuden, inspiren o simplemente lleven a un recuerdo bonito en su infancia 😉
Para terminar os muestro la foto de la miseria de cómo quedaron nuestras lámparas, con una más de las que habéis visto en la primera foto porque no entraba en el encuadre. Simple y sin grandes desembolsos de dinero, pero efectivo.
Si preferís opciones más profesionales las encontraréis seguro en tiendas especializadas de electrónica o iluminación.
Artículo de Inspirados en Reggio Emilia formada por Carolina Kenny y Elena Muñoz profesoras del curso