Después de los anteriores experimentos que tanto os gustaron sobre por qué las hojas cambian de color en otoño y los colores de la lombarda, hoy traigo una nueva idea en forma de invitación para continuar observando la naturaleza este otoño y los cambios que se producen en ella. La idea es es muy sencillita de preparar y de realizar, así que vale para todas las edades. Al menos el juego, encontrar una explicación dependerá más de la edad.
Seguro que en vuestras mesas de otoño o invierno habéis incluido ya piñas, quizás incluso las habéis utilizado para alguna actividad artística con pintura, masas, lana…. ¿Os habéis fijado cómo estaban las piñas cuándo las recogisteis del suelo, abiertas o cerradas? ¿Y cuando las llevasteis a casa o a clase? ¿Y al cabo de los días? ¿De qué depende que una piña esté abierta o cerrada? ¿Podemos hacer que una piña se abra o se cierre? ¿Se abre y se cierra cuando ella quiere…? Esta es la invitación de hoy, invitar a los peques a cerrar una piña abierta, y después a abrirla de nuevo. ¿Seremos capaces? ¿Y encontraremos una explicación…?
Os habréis imaginado ya que el ingrediente principal son las piñas ;-), y la verdad es que se necesita poco más:
En esta primera foto podéis ver que nuestras piñas estaban casi todas abiertas y algunas incluso bastante porque llevan varios años en casa. Otras en cambio estaban cerradas y las dejé en la cesta con toda la intención para que viesen que pueden estar abiertas o cerradas.
Cuando llamé a los peques y vieron la invitación tengo que deciros que su cara fue de asombro absoluto. Creo que nunca se habían parado a observar que algunas piñas estaban más abiertas que otras, supongo que ven las piñas como sólo piñas sin fijarse en nada más. Y precisamente de ahí nace toda esta serie de invitaciones/experimentos de otoño, de intentar cambiar eso y dejar un poso que les anime a fijarse en los detalles y en los cambios que se producen en la naturaleza con el paso de las estaciones.
El peque aún no sabe leer así que su hermana leyó el cartel y ante la pregunta empezaron a decir cosas como:
-Con pegamento. Apretando fuerte…
Al recordarles que debían de usar todo lo que estaba en la mesa enseguida hicieron la asociación con el agua pero antes de empezar les propuse hace una foto a las piñas para poder comprobar después si habíamos logrado el reto. Luego ya les dejé jugar libremente.
Por un momento pensé que meterían las piñas en la jarra salpicando todo pero salvé 😉 y echaron el agua de la jarra en el recipiente. Después metieron poco a poco las piñas en el agua… (templada para que no se quedasen sus manos heladas)
y enseguida vimos claro que la cantidad de agua que teníamos en la jarra no era suficiente así que fuimos a por más. El simple hecho de mojarlas unos minutos hizo que su color y aspecto cambiase rápidamente.
Las tocaron, tocaron y empezaron a jugar…
-¡Hola señor piñoto! ¿A dónde va hoy?.
-A dar un paseo en barco.
-Pues voy a acompañarle…
y cosas del estilo 😉
Mientras las movían por el agua se dieron cuenta de que la parte que estaba sumergida empezaba a cerrarse y la que estaba por fuera no así que les dieron vueltas y más vueltas. El agua empezó a llenarse de “cositas sucias” y encontraron un gran tesoro –¡¡¡SEMILLAS, SEMILLAS!!!
– ¡No me digáis que dentro de las piñas había semillas!– les decía yo.
– ¡Sí, sí!, ¡podemos plantar unos pinos en el bosque!-contestaban ellos.
– ¿Y para qué guardarán las piñas las semillas dentro?-les pregunté
– Para que no se las coman los animales. Para que no pasen frío. Para que no las queme el sol. Para que no se mojen. Para que…
Poco a poco las piñas fueron cerrándose más y más pero para ver si podíamos lograr que se cerrasen del todo les animé a dejarlas dándose un baño largo 😉 y volver después. Estuvieron en el recipiente unos 20 minutos y después de ese tiempo las puse sobre una toalla y cambié la invitación…
Cuando les llamé para comprobar que había pasado con las piñas simplemente alucinaron. Estaban todas cerradísimas, incluso las que llevaban años abiertas, y parecían hasta más pequeñas.
La mayor rápidamente se dió cuenta de que había cambiado el cartel y que ahora el juego trataba de volver a abrirlas. Con el razonamiento de que el agua las había cerrado, enseguida se les ocurrió que habría que dejarlas secar y eso podría ser…
– Dejándolas fuera al sol. Ay, no, que hoy llueve. Pues dejándolas al lado de la ventana. O al lado de una calefacción…¡¡O con un secador!!-decían ellos.
Y aunque yo no había preparado el secador lo sacamos, probamos y fue muy divertido porque con el aire del secador las piñas salían directamente volando por todas partes.
Después de jugar un buen rato empezamos a reflexionar y les lancé preguntas del tipo ¿Ocurrirá lo mismo cuando las piñas están en los pinos o sólo cuando ya se han caído? ¿Los días lluviosos estarán cerradas? ¿Los días calurosos estarán abiertas? ¿Esas semillas tienen relación con que las piñas se abran y cierren?
Os dejo la explicación y decidís si queréis ofrecérsela o no. Las semillas de las piñas (que darán fruto a nuevos árboles) crecen en su interior y las escamas tienen la función de protegerlas. Mientras las semillas crecen, las escamas de la piña permanecen cerradas varios años. Cuando las semillas han madurado y hay un día seco la piña se abre para dejar salir las semillas que el viento esparcirá. Los días húmedos y lluviosos las escamas permanecen cerradas para evitar que las semillas caigan en la tierra húmeda poco adecuada para su desarrollo.
¿Qué os ha parecido? ¿No es maravillosa la naturaleza? ¿Os animáis a coger unas piñas e invitar a los peques a abrirlas o cerrarlas? Hay quien incluso asegura que se puede predecir si va a llover observando las piñas 😉
Artículo de Inspirados en Reggio Emilia formada por Carolina Kenny y Elena Muñoz profesoras del curso