A Chicho Rodríguez no le gustaba el fútbol cuando era niño. Tampoco era habilidoso en este deporte y sólo lo ponían de portero «cuando el portero no estaba». Varias décadas después, no olvida la «soledad» que sentía cuando él y otros dos o tres compañeros a los que tampoco les gustaba este deporte tenían que salir al recreo. «Algo parecido sigue pasando hoy, ojalá hubiesen existido entonces los patios dinámicos», confiesa este docente.
‘Programas de patio, una experiencia inclusiva’ es el título del libro que acaban de publicar Olga Fernández y Chicho Rodríguez, dos profesores especialistas en pedagogía que han plasmado en esta obra los resultados de un proyecto con el que han logrado mejorar las horas de recreo de los alumnos que precisan apoyo.
«También se logra detectar el acoso escolar y prevenirlo de forma rápida»
Fue la realidad de algunos de estos alumnos la que les animó a poner en marcha un programa de ‘patios dinámicos’ que trata de evitar el aislamiento que pueden sufrir a la hora del recreo. «Con el tiempo nos dimos cuenta de que había varios chicos que necesitaban este programa y comenzamos a trabajarlo en todo el colegio».
El objetivo es promover la inclusión social en las horas de recreo. Por eso se reserva un espacio en el que los alumnos que necesitan este tipo de apoyos comparten juego con otros alumnos de su clase, todo ello bajo la supervisión de un profesor que se encarga de dirigir los juegos. «No se trata de hacer cosas muy distintas a las que se hacen en un patio de recreo, juegan al ‘pilla-pilla’, a ‘policías y cacos’, a las estatuas, a cantar canciones de los Cantajuegos que les exigen gesticular… Son cosas sencillas que todos los niños pueden seguir con facilidad», explica Olga.
Esas actividades dirigidas logran en los alumnos que antes sufrían el aislamiento una integración total. «El cambio es abismal, los niños acompañantes empiezan a ver a esos compañeros de una forma distinta y entienden que determinadas reacciones no se deben a que ese niño sea malo sino a que necesita una atención especial».
Tras varios años de experiencia, Chicho Rodríguez asegura que las relaciones que se establecen en los recreos trascienden al centro educativo y se forjan lazos de amistad más duraderos. «Vemos que se empiezan a invitar a los cumpleaños y que la relación mejora también fuera del colegio».
En este programa están contemplados 40 juegos distintos, pero no el fútbol a pesar de ser una de las actividades más frecuentes en los patios de recreo. «Es cierto que es un deporte que gusta a muchos niños, pero también vemos que hay muchos escolares a los que no les gusta y en determinados casos eso puede suponer que se sientan un poco excluidos», insiste Chencho.
En el programa de patios dinámicos los alumnos acompañantes van rotando. También el profesor responsable, que se encarga de planificar las actividades para que siempre atraigan a los participantes.
Además, los patios se complementan con los ‘Círculos de amigos’, otro programa que se realiza en el patio de recreo sin supervisión por parte del profesorado (en este caso los propios alumnos eligen los juegos), y las ‘Patrullas de patio’, que se realizan dos días a la semana, también sin supervisión.
El objetivo de todo este proyecto es posibilitar las relaciones sociales del alumnado fomentando la empatía, potenciar las habilidades comunicativas, desarrollar estrategias para resolver conflictos interpersonales y conseguir que la amistad creada en los recreos trascienda el marco educativo. «También se logra detectar el acoso escolar y prevenirlo de forma rápida», concluyen los docentes, que están decididos a compartir su experiencia para que pueda servir de guía en otros centros educativos que quieran imitar el modelo. (Publicado en Diario HOY Badajoz)