Vale, sí, seguramente estés pensando: ¡qué fácil, mira que listos!. Porque no, yo María no voy a tener en septiembre un alumno con tea.
Porque no, yo Olga no voy a tener TU alumno con TEA.
Porque no, yo Chicho no voy a estar en TU clase.
Pero déjanos qué te digamos una cosa, tú tampoco vas a tener “un alumno con tea”; vas a tener a Juan, Pedro, Víctor o Manuela.
Lo primero que te aconsejamos es que respires y te lo tomes con calma, nadie puede controlar lo que no está en sus manos. Sin embargo, permítenos que te recordemos que hay un montón de cosas que sí están en tus manos.
Lo primero de todo tienes teoría de la mente así que deja de pensar en ti mismo (te lo decimos con todo el cariño del mundo) y piensa en esa familia que ese primer día de colegio dejará a su “mayor tesoro” en sus manos. Lo segundo que te decimos es que uses tus funciones ejecutivas. Dejemos de procastinar y usemos estas semanas o días, para anticipar y planificar la llegada de nuestro alumno, de nuestro nuevo grupo.
De nada sirve actuar cuando ya estamos en plena vorágine, vamos a trabajar desde la prevención y así las cosas irán mejor. No te lo negamos, habrá momentos más difíciles que otros pero vamos a cambiar el “ay no puedo” por un “ay lo voy a intentar”. Muchas veces en la actitud está el cambio y en la motivación el éxito.
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